lunes, 21 de enero de 2013

Lilly y madisson: una historia de amor.


Perra ciega y su lazarillo buscan hogar.



Lily, es el nombre de la Gran Danés no vidente que utiliza un perro guía, Madisson, quien además es "su apoyo para superar la adversidad", según señala Louise Cabell de la fundación Dogs Trust in Shrewsbury, sus dueños ya no pueden hacerse cargo y necesitan un nuevo lugar para vivir.


Una perra Gran Danés, llamada Lily, de seis años, perdió la vista por una enfermedad incurable que provocaba que sus párpados se doblaran hacia adentro haciendo que la pestañas dañaran sus globos oculares. Estos finalmente resultaron tan afectados que un veterinario debió removerlos.

Después de la operación, Lily conoció a Maddison, otra gran danés de 7 años, quien la comenzó a cuidar y se convirtió en su guía, paseando a su alrededor, caminando siempre cerca de ella y tocándola con su hocico para que ella sepa a donde ir.

Pero esta conmovedora historia de fraternidad animal podría no tener un final feliz. Los ancianos dueños de la inseparable pareja ya no pueden hacerse cargo de sus mascotas, y ahora una fundación busca reubicarlas con una familia que quiera adoptarlas a ambas.

La presidenta de la entidad, Louise Cabell, señaló al Daily Mail que “Maddison no es sólo el perro guía de Lily, sino que su apoyo para superar la adversidad. Si están fuera de casa, Maddison dirigirá a Lily dándole toquecitos para que sepa a dónde ir”, explicó

“Es algo muy bonito de ver. Maddison es muy atenta y siempre está mirando hacia donde sea que Lily esté. Despúes de perder la vista, otros sentidos de Lily se han agudizado, y aunque no se separan con frecuencia, Lily siempre sabe si Maddison está cerca”, agregó.

Cabbell también dijo que por las noches ambas perras se acurrucan juntas para dormir y son muy sociables con la familia. “Lily hace todas las cosas que los perros normales hacen y si usted la ve desde lejos, ni siquiera se dará cuenta de que está ciega”.

Cuando los perros quieren decir algo.



Los perros utilizan ciertos movimientos y partes de sus cuerpos para enviar señales a otros perros, animales y seres humanos. Hay cierto número de maneras básicas con las que un perro puede comunicarse. Estos son movimientos de las orejas, los ojos y las cejas, la boca, la cabeza, la cola, y el cuerpo entero, así como gruñidos, gemidos y hasta aullidos.

“Una de las premisas más importantes para la subsistencia de las especies sociales, como son los perros, es tener la posibilidad de transmitir información de un individuo a otro con el objetivo de mantener la interacción del grupo en forma adecuada. Esto no es otra cosa que un sistema de comunicación, que en el caso de los perros no sólo existe sino que es muy complejo y está basado fundamentalmente en señales auditivas, visuales, olfativas y táctiles”, explica el médico veterinario Claudio Gerzovich Lis.

Mediante estas señales los animales no sólo mantienen el orden dentro del grupo, sino que también identifican y marcan su territorio, conocen el estado fisiológico y emocional de sus congéneres así como su rango social.

“De esta manera, expresan su estado emocional, deseos, necesidades y status. Además, este sistema de comunicación no sólo es utilizado por los caninos en su relación con sus congéneres sino también con los seres humanos, a pesar de que algunos de éstos lo desconozcan o lo nieguen”, dice el veterinario.

Por este motivo, es imprescindible que todos los propietarios o futuros propietarios de perros conozcan la forma en que estos animales se comunican para así aprender a entenderlos y comprenderlos. Esto facilitará una mejor convivencia entre dos especies, la humana y la canina, que sin lugar a dudas pueden establecer una comunicación fluida entre sí.


Para entenderlos

Antes de hacer cualquier interpretación hay que tener en cuenta las características del perro. Hay razas con orejas y rabos amputados, orejas extremadamente caídas, párpados de “ojitos tristes” y muchas otras características que podrían complicarnos a la hora de saber lo que realmente está pensando el perro.

Señales acústicas: del ladrido al aullido. Ladra, gruñe, aúlla, gime... y es capaz de numerosos matices sonoros para expresar distintas emociones, llamar la atención, advertirnos de una amenaza, manifestar su dolor y hasta su aburrimiento. Los sonidos más comunes que emite un perro y sus significados son los siguientes:

Aullidos: es una llamada capaz de llegar a muy larga distancia y a menudo es una queja ante la soledad. Su antigua función en la naturaleza era comunicarse con el resto de la manada.

Ladridos: sirve como llamada, aviso, saludo, alarma y amenaza. Los ladridos agudos expresan también excitación y emoción.

Gruñidos: si se acompañan del gesto de mostrar los dientes denotan una clara amenaza, una advertencia y una actitud defensiva para marcar distancias. Tiene distintas intensidades hasta llegar al ataque.

Gemidos: sirve para mostrar dolor, sumisión y a veces cariño, como en los saludos. También es el lenguaje propio de los cachorros, que hasta el mes aproximadamente no emiten su primer ladrido.
Otros mensajes

Desde el lamido de sumisión o el relamido del hambre, pasando por el movimiento de orejas y ojos, la cabeza del perro es una auténtica fábrica de señales comunicativas. Con un golpe de cabeza o del hocico pueden saludar o pedir algo, como jugar o salir a la calle; lo mismo que si la apoyan en la rodilla del dueño, por ejemplo, o la colocan bajo la mano para pedir caricias.
El movimiento de las orejas

Las intenciones de un perro, sobre todo de las razas que poseen orejas erguidas, se manifiestan claramente a través de la posición de las mismas:
Si están rectas y erguidas indican una actitud de atención, alerta y vigilancia.
Erguidas e inclinadas hacia adelante o vueltas a un lado denotan disposición al ataque. Planas o echadas hacia atrás son signo de inseguridad o temor. Tiesas pero con la cabeza ladeada significa expectación.

Cabe consignar, por otro lado, que el perro expresa su sumisión y su confianza ofreciendo a la vista las partes más vulnerables del cuerpo, como la pelvis o el cuello. Entre estos gestos se encuentra el de tumbarse con la espalda en el suelo y el cuello desprotegido, o simplemente recostarse sobre el lomo. También la postura de “hacerse más pequeño” es muestra de sumisión, encogiéndose un poco, bajando la parte inferior del cuerpo y agachando la cabeza, las orejas y la cola.

En tanto, la mirada directa, el gruñido y el querer parecer “más grande” son los signos evidentes de dominio y seguridad. El perro muestra entonces su autoridad levantando orejas y cola y manteniendo la cabeza erguida, sacando el pecho hacia adelante y, si es necesario, erizando el pelaje del cuello y el lomo.
Un indicador delestado de ánimo

Aunque todo el mundo identifica el movimiento del rabo con una expresión de amistad, el perro es capaz de matizarla variando la posición el ritmo y la intensidad del mismo.

Mueve la cola enérgica y rápidamente: indica actitud amistosa y alegre. Unos pocos golpes, con movimientos lentos y cortos, indica aprobación, sensación de estar a gusto. La cola levantada, con un movimiento amplio de un lado a otro, expresa dudas entre aceptación y rechazo. Colocada en posición horizontal indica satisfacción. Una cola erguida denota superioridad, confianza y dominio. Si está además erizada, manifiesta agresividad. Entre las piernas, significa miedo o inseguridad. Rígida, alineada con la espalda y en movimiento lento, avisa de que el can está molesto o preocupado. Rígida y caída expresa deseos de pacificación.
Agitación arrítmica y lenta del rabo es expresión de recelo.
Moviendo la cola el perro se comunica tanto con el hombre como con los otros perros.

La comunicacion tactil entre perros.



La comunicación táctil es una de las más importantes en los perros,fundamentalmente para expresar su rango social ya sea dentro de la jauría o en su convivencia con la familia humana. El tacto, a diferencia de los otros tipos de comunicación, requiere el contacto físico entre dos individuos; por este motivo, por lo general es posterior a las señales visuales y olfatorias.

Básicamente podemos distinguir dos tipos de señales táctiles. Aquellas destinadas a demostrar una jerarquía social elevada, utilizadas por los individuos dominantes y aquellas destinadas a demostrar un rango social bajo, utilizadas por los individuos jerárquicamente inferiores.

Entre las primeras, llamadas señales de dominancia, las más comunes entre los perros son:

· El apoyo del hocico de un perro sobre los hombros del otro como forma de demostrar su superioridad. Si ésta es aceptada el individuo receptor del mensaje realizará gestos de sumisión para manifestar su respeto por el perro dominante. Si la señal de dominancia no es aceptada el riesgo de una pelea es inminente.

· La presión de un perro sobre el cuello de otro al rodearlo con la boca abierta. Esta señal está basada en el comportamiento que utilizan las madres para trasladar y dominar a sus cachorros.

· El apoyo de los miembros anteriores sobre otro individuo, ya sea otro perro o una persona. Esta es una de las señales táctiles más observadas en la interacción de un perro con su propietario. La recepción que hace un perro saltando y apoyando sus patas delanteras sobre el cuerpo de su dueño es interpretada como un saludo. Si bien esta interpretación no es incorrecta, es importante saber que este saludo es realizado en actitud de dominio de la situación. En otras palabras, el saltar sobre un ser humano es la forma de saludar que tienen los perros dominantes. Esta actitud también es adoptada durante el juego con humanos o con congéneres y siempre lleva implícito el mismo mensaje por parte del perro: "Estamos jugando, pero yo mando y pongo las reglas."



· El rodeo del hocico de un subordinado con su boca abierta. Esta señal es utilizada en la jauría por el perro líder y tiene como función controlar el comportamiento de sus seguidores.

· La demostración de la posición jerárquica a partir de montarse a otro perro, más allá de la actitud típica de apareamiento.

Por ejemplo, si una persona se encuentra con un perro extraño, macho y adulto, y como actitud amistosa intenta acariciarle la cabeza o el cuello, existen grandes posibilidades de que esta conducta sea interpretada por el perro como una señal dominante y, por lo tanto, se produzca una reacción agresiva por parte del animal. Asimismo, la acción de muchos perros de tomar con la boca el brazo de su dueño o la correa durante los paseos -que muchas personas interpretan que el animal está jugando o quiere llevarlo a algún lado- no es otra cosa que señales táctiles de dominancia que indican que el líder de ese grupo es el perro y no el dueño.

Entre las señales táctiles destinadas a demostrar nivel social bajo, llamadasseñales de sumisión, las más comunes son:

El hociqueo, que consiste en dar pequeños golpecitos con el hocico y lamer ya sea el hocico de un congénere o la cara y las manos de una persona. Esta conducta es reflejo de aquélla utilizada por los cachorros para solicitar comida a los congéneres adultos y se observa con mucha frecuencia en los lobos. Es importante tener en cuenta que en muchos casos este comportamiento se modela con el aprendizaje y es utilizado por muchos perros para captar la atención de sus dueños.

El cabeceo que realiza el animal cuando busca poner su cabeza bajo la mano de su propietario. Esta señal suele ser utilizada por los perros para pedir caricias desde una posición de sumisión.

Para las personas que interactúan con perros propios o ajenos es de vital importancia el conocimiento de estas señales, ya que sólo así es posible entender las actitudes de los perros y evitar situaciones de agresión como consecuencia de conductas humanas que no son comprendidas por los animales, o viceversa.

Hipotesis sobre el origen del perro.




Diseminados por todo el planeta, preferidos en muchos hogares como animales de compañía, los perros tiene una larga historia por contar. ¿Dónde nacieron?

La respuesta apenas se acaba de precisar: en Oriente Medio, no en Asia ni en Europa, como pensaban algunos.

Comparten más rasgos genéticos con los lobos grises de esa región que con cualquiera otro de algún lugar diferente, dijo Robert Wayne, profesor de Ecología y Biología Evolutiva, autor senior de una investigación aparecida en larevista Nature.

La conclusión se obtuvo de un amplio análisis del genoma. La hipótesis de que habrían surgido en Asia oriental no tiene asidero para Wayne por una razón sencilla: nunca se ha hallado una pista arqueológica que sugiera que el perro apareció en esa región primero.

En el Oriente Medio también surgieron los gatos domésticos y el ganado y fue donde la agricultura se dio por primera vez.

Bridgett vonHoldt, investigadora principal, explicó que se estudió una muestra extensa de lobos de todo el mundo, más que cualquier otro estudio previo.

Los biólogos reportaron más de 900 perros de 85 razas, incluyendo todos los más grandes y más de 200 lobos grises (el ancestro de los perros) de Norteamérica, el Medio Oriente, Europa y Asia oriental. Emplearon técnicas genéticas moleculares para analizar más de 48.000 marcadores genéticos.

"Comparamos perros no mirando solo una pequeña porción del genoma, sino 48.000 puntos diferentes, lo que nos da una escala de alta resolución para analizar cómo están relacionadas las razas entre sí y con los lobos", dijo John Novembre, otro de los participantes.

Cerca del 80 por ciento de las razas de perros son modernas, evolucionaron en los últimos cientos de años, pero algunas tienen historias antiguas de miles de años, informó Wayne.

Los científicos tomaron muestras de ambos grupos para conocer más de la evolución de las razas, del origen del perro doméstico y su relación con el lobo gris.

En el registro arqueológico, los primeros perros aparecieron en el Oriente Medio hace 12.000 a 13.000 años. Los perros más antiguos del registro arqueológico son de Europa y Rusia. Un perro belga data de hace 31.000 años y un grupo de perros de Rusia occidental de hace 15.000.

"Sabemos que en el Medio Oriente estaban muy ligados a los humanos, pues se han encontrado en tumbas. En una, se halló un cachorro en brazos de una persona enterrada", recordó Wayne.

Varios grupos de perros tienen una historia de varios miles de años y pudieron mezclarse con razas modernas, aumentando la diversidad en ciertas áreas del este asiático, lo que explica la alta diversidad del ADN mitocondrial en esa área del planeta.

Esos fueron unos pocos que nos sugieren un origen en Medio Oriente, mostrando una alta compatibilidad genética con los lobos chinos, lo que indicaría que hubo una mezcla entre los perros de Asia oriental y los lobos de esa región. No se sabe hace cuánto ocurrió eso.

Tampoco se conoce hoy el momento preciso en el que lobos evolucionaron en perros.
El origen de las razas antiguas y modernas

Al analizar en un árbol la relación de las razas modernas y antiguas de perros, los biólogos encontraron una estructura sorprendente, que imita la clasificación de criadores de perros por razas de pastores, retrievers, terriers pequeños, perros de caza y otros.

Se halló una sorprendente estructura genética que está de acuerdo con las clasificaciones funcionales, sugiriendo que las nuevas razas se desarrollaron de cruces dentro de razas específicas que comparten ciertos rasgos. "Si queremos un nuevo cazador, tienden a cruzarse unos con otros, lo mismo sucede con pastores y retrievers", según Robert Wayne.

La excepción son los toys: en este grupo hay varios tipos diferentes de linajes representados, incluyendo pastores y retrievers Para tener perros más pequeños, se comienza con uno grande cruzado con uno más pequeño para tener una camada enana con nuevo respaldo genético.

De perro callejero a perro policia.



Mendoza. Nadie desea el destino de los perros callejeros. Se sabe -y las estadísticas de las organizaciones de defensa de los animales así lo indican- que en los más de los casos su final es la muerte prematura: sea bajo las ruedas de un vehículo, sea el frío, sea el hambre.

Algunos perros callejeros, sin embargo, logran burlar ese destino y llegan a conocer un confort al que se abrazan con sus garras como si supieran que será muy difícil que otra oportunidad de esas vuelva a aparecer.

Hay perros callejeros que terminan en casas de familias, otros de acompañantes de mendigos (en esos casos son verdaderas jaurías que siguen a su linyera como si fuera un profeta) y otros hacen la suya en calidad de guardianes de locales como reparticiones, restaurantes y demás.

Pero hay perros de la calle que van a parar a dependencias policiales donde a veces son bienvenidos por su simpatía o por la onda que establecen con los policías: de ese subgénero, aparecen cada tanto, unos canes que se mimetizan con los efectivos y logran -a puro instinto ya que no son entrenados para tal fin- colaborar con la policía como el ovejero alemán más pintado.

Hay varios ejemplos de estos canes, pero acá se ponen de relieve tres casos medianamente recientes de perros sin raza ni dueño que en su corto paso por la vida le hicieron la vida imposible a los delincuentes y les arrebataron el corazón a los uniformados. ¿Perros vigilantes?, ¿buenos perros?

En la Policía local abundan historias de canes que no salieron de la División Canes (donde se los entrena y se los alimenta como a atletas) pero que a puro instinto terminaron revistando en las fuerzas. Dos de los animales tomados en este artículos han muerto (y de un modo extraño) pero otros aún se sienten perros policía, por más que la calle haya sido su cuna.
Sargento Vagabundo

"Cuando llegó era un palo con pelos. Era joven; es decir que no un cachorro. Apareció por la seccional una noche de invierno y pasó lo que a veces pasa: le dimos algo de comida, algo de leche y esa noche durmió en el patio de la comisaría. Nunca se fue", recuerda la cabo Claudia Zalazar de la seccional 11 con inmenso afecto al perro callejero "con alma de policía al que le pusimos Vagabundo; y que alguien ascendió a sargento".

Para Zalazar, Vagabundo era un animal increíble: "era un policía más; pero de los buenos, no de los que te hacen pasar vergüenza", aclara.

El perro apareció a mediados de la década del 90 "y sin que nadie le enseñara nada aprendió todo: sabía, por ejemplo, que cuando a veces las mujeres nos quedábamos solas en la seccional porque los varones se iban a algún procedimiento, había que reforzar la vigilancia: y nos cuidaba más a las mujeres. Pero se daba con todos los policías: los acompañaba en las rondas y registró varias detenciones: lo suyo era tirar a la acequia al delincuente y mantenerlo hasta que llegara un refuerzo", sigue con su recuerdo la cabo.

"Normalmente no se subía a los móviles si no lo invitaban. Hacía las recorridas por la zona bancaria de Luján y saludaba con ladridos a los efectivos que hacían las extras y los veía a través de los vidrios. Sabía también que cuando agarrábamos las llaves grandes, las que correspondían a los calabozos, él tenía que venir con nosotros: siempre es difícil abrir la puerta de una celda porque a veces los delincuentes se quieren abalanzar y hay que decirles 'atrás' antes de abrir la puerta. Cuando Vagabundo escuchaba la palabra 'atrás' ladraba; creo que era para intimidar a los presos".

Vagabundo vivió más de cinco años en la 11. "En la Semana Santa del '99, el perro intervino en la captura de dos menores peligrosos que vivían cerca de la seccional; uno de ellos resultó ser buscado por homicidio. Bueno, el perro llegó aquella tarde a la comisaría y a la mañana siguiente se fue y nunca volvió. Muchos creemos que fueron los familiares de los detenidos los que lo mataron. Pero el perro no apareció más".

En una de las paredes de la seccional hay un cuadro con dos fotos de Vagabundo y un escrito enviado a la sección Escribe el lector de diario Los Andes por el agente Mario Barbuzzotti titulado "Héroe de sangre" y dice:

"Tal vez la comunidad o la mayoría no lo conoce, presta servicio en comisaría 11 Luján de Cuyo. Es un can, con el rango de sargento, su nombre es Vagabundo de raza mestiza; su sueldo es el cariño de los efectivos policiales y vecinos que lo conocen, su instinto es proteger y salvaguardar en la prevención de delitos....

Tal vez él no entienda estas palabras, pero sabe que lo queremos..."
Pollo, de Infantería

El caso de Pollo -otro perro de raza desconocida- se remonta a principios de los 90, cuando el Cuerpo de Infantería estaba en San Juan y Barraquero. El cabo primero Mario Arias, lo define como "un perro ordinario y flaco, pero con talante policial".

Su nombre era un secreto para las autoridades ya que le pusieron "Pollo" debido a que un por entonces comisario general de apellido Orihuela tenía el mismo apodo, "y de ese modo bautizamos al perro", refresca el policía.

Por tratarse de un perro de Infantería, Pollo debía salir a la calle -de donde había venido- muy a menudo. "Recuerdo que se subía al micro de los traslados del Grupo de Combate y se sentaba en el primer asiento, ése era su lugar y nadie se lo podía sacar".

Pollo, por caso, era enviado seguido a las canchas donde se las ingeniaba -por más que su aspecto no era el del temible ovejero alemán- para mantener a los revoltosos en línea. "Era un perro de la calle con genes de policía; esa es la única explicación porque nunca nadie lo entrenó y actuaba como un perro entrenado".

Cuando Infantería se cambió a Rodríguez y Sargento Cabral, Pollo formó parte de la mudanza. "Se amoldó de inmediato, pero duró poco allí. Tuvo un final trágico", cuenta el cabo primero.

A los meses de su traslado, Pollo no pudo esquivar el destino de lo que finalmente era: un perro callejero. "Un policía con un móvil lo atropelló sin querer y Pollo murió en el acto. Recuerdo que era tanto el cariño que le tenían, que muchos policías quisieron golpear a su camarada. El hombre, que lo había hecho sin querer, tuvo que pedir un traslado".
Pancha, de oficina

A diferencia de los otros dos ejemplos graficados en este artículo, Pancha -que es también perra callejera pero que revista en Investigaciones- nunca llevó adelante tareas operativas de la función policial. Ella sería, en un analogía, un policía de oficina (de esos que cada vez que ocurre un hecho de inseguridad, todos los ministros de Seguridad dicen que tienen que salir a la calle).

"A Pancha la trajo un policía que la encontró en la calle. Vino bastante maltrecha pero enseguida, a fuerza de simpatía se ganó el corazón de varios de nosotros. Hasta el día de hoy todos ponemos plata para su comida y para su atención veterinaria", cuenta una oficial de nombre Nancy, de Investigaciones. Pancha, además de no tener parásitos, no tiene ni puede tener cachorros.

"En realidad la tarea de Pancha consiste en hacerle compañía a los efectivos. Por más que ahora esté viejita, es una perra muy simpática y compañera. Hace unos años, había un sargento que siempre hacía una ronda por todas las oficinas antes de irse; y siempre lo hacía en compañía de la perra. Bueno, ese sargento una vez se fue con otro destino y resultó que Pancha, hasta el día de hoy, por las noches, hace el mismo recorrido que hacía aquel policía amigo suyo", recuerda Nancy.

Por ser la única perra-callejera-policía con vida que se ubicó para esta crónica, Pacha resultó ser la única fotografiada. Tal vez sabiendo que su aspecto no despertaría la admiración de los lectores al principio se negó a las fotos, pero cuando el cabo primero Ramón la llamó, Pancha vino a su lado y, un poco cansada, puso su mejor cara de perra callejera.

La historia del encantador de perros.



Corrían los años noventa cuando, como tantos otros, un joven mexicano de 21 años se disponía a cruzar el ‘borde’ rumbo a EEUU con cien dólares en su bolsillo y un arriesgado sueño americano en su maleta. Anónimo, abandonado a su suerte e ilegal en un país tan atrayente como desesperanzador para ilusionados novatos, nadie habría apostado un solo centavo a que aquel chico que sobrevivía a base de 'hot dogs' y cumplía a tijeretazo limpio en una peluquería canina alcanzaría el éxito y la fama televisiva, dando un sentido literal a su particular 'vida de perros'.

Ni siquiera su madre. La misma que tiempo atrás presintió su destino, mientras despejaba las inocentes dudas del pequeño:

- "Mamá, ¿tú crees que puedo ser el mejor entrenador canino del mundo?".

- "Hijo, tú puedes ser lo que te dé la gana".

"Ella no sabía qué era eso, simplemente reaccionó de una manera perfecta. Fue un momento clave en mi vida". Ahora, haciendo gala de esa sonrisa que ha sabido hechizar por igual a mascotas, dueños y audiencias de medio mundo,Cesar Millán aún recuerda, en declaraciones a ELMUNDO.es, aquellas palabras con la satisfacción del deber cumplido. No en vano, a sus 41 años y con más de mil casos a sus espaldas (500 aproximadamente en televisión), este hombre de calma imperturbable se ha erigido como uno de los 'gurús' por excelencia del entrenamiento y la psicología canina.

Basta con cotejar algunas cifras para corroborar la fuerza de su ‘encanto perruno’ y su asombroso impacto mediático: cumplidos siete años de su entrada en la competitiva parrilla estadounidense de la mano de National Geographic Channel, más de un centenar de países emite actualmente 'The Dog Whisperer' ('El encantador de perros'); su sexta temporada sobrepasó los once millones de espectadores semanales en territorio 'yankee'; cerca del medio de millón de 'fans'siguen sus andanzas los sábados y domingos al mediodía en Cuatro; y las ventas de sus libros, algunos convertidos en auténticos 'bestsellers', superan los tres millones de dólares.
De 'encantador' a líder de la manada

Las pruebas son irrefutables. Sin embargo, ninguna de ellas evita que reniegue de ese halo de ilusionismo y brujería que envuelve su 'místico apodo': «Ser un encantador pasa a ser algo mágico, algo que no es palpable. Yo los sé motivar, atraer, calmar. Eso no es lo que significa encantar a un perro».

Así lo evidencia en cada una de sus enseñanzas, las cuales obvian los meros trucos para perseguir un objetivo más ambicioso: alcanzar esa conexión especial, ese vínculo de unión con el perro, capaz deconvertir a aquél que precisa de sus servicios en un "equilibrado líder de la manada. "Mi abuelo siempre decía que para ser un buen líder, hay que ser un buen seguidor. Y seguidor quiere decir que tienes que saber escuchar e interpretar lo que está diciendo de una manera canina porque él tiene su lenguaje. Cuando el perro se da cuenta de que se puede relacionar contigo, ya le puedes decir muévete para allá, para acá, no hagas eso", explica Millán.

De la sabiduría y la cultura de este admirado modelo familiar, César también extrajo la esencia de los principios que regirían tanto su vida personal como su encomiable labor. "El honor, la integridad, la lealtad es lo más importante, es tu documento. Ser un hombre de palabra es básico y algo que no se práctica mucho, especialmente en EEUU", explica el experto, al tiempo que señala cada una de las lecciones que el humano puede aprender de su 'fiel compañero': "La honestidad, la integridad, la lealtad, el respeto, la confianza, el amor incondicional. Ellos nunca siguen a nadie que no esté equilibrado, no miran tu físico, perciben lo que tú sientes por dentro. Te aceptan incondicionalmente".
'Educar a la persona' antes que 'rehabilitar al perro'

Quizás por ello, y a la hora de poner en práctica su conocido lema para hacer frente al miedo, la agresividad o los comportamientos compulsivos de sus 'pacientes', el principal problema no reside en 'rehabilitar al perro', sino en 'educar a la persona': "Lo más difícil es educar a la persona, porque ya viene con muchos bloqueos emocionales y psicológicos. Muchos son testarudos, no quieren cambiar el 'no soy yo, es el perro"'. Su error es convertirlos en humanos y querer que se relacionen con nosotros como si lo fueran".

Ya sean perfectos desconocidos o 'clientes VIP' de la talla de Scarlett Johansson, Oprah Winfrey, Mark Zuckerberg, con el que prepara un 'Dog Facebook', o Nicholas Cage, Millán tiene claro que la responsabilidad siempre recaerá en el amo, nunca en el can: "Un perro siempre quiere cambiar. A ellos, la fama y el dinero le da igual. Para ellos, lo importante es la armonía, la comunicación, la simpleza. La vida es simple, nosotros la complicamos. Por ello, el perro únicamente tiene problemas psicológicos cuando convive con el hombre. Eso quiere decir que el que tiene más problemas para relacionarse con la vida es el humano".
Prevenir y educar contra la violencia

Ahora bien, todo aprendizaje conlleva una serie de normas inquebrantables. Entre ellas, hay una que adquiere especial importancia para el popular adiestrador canino: no se debe gritar o golpear a un perro para corregir una conducta indeseada. Basándose en este mismo razonamiento, César Millán apuesta por 'educar' desde las 'más altas esferas' para erradicar una de los estigmas que afecta a la sociedad actual: el maltrato animal.

La fórmula es sencilla: prevenir antes que castigar. "Si tu das reglas a un país diciendo 'esto es lo que te va pasar si lo haces', el problema no se va a solucionar. No siempre hay que dar consecuencias, sino que también hay que proporcionar educación para prevenir, que todo el país sepa cómo se le da disciplina a un perro", afirma, dejando a su vezun recado a los gobiernos: "Te enseñan a pagar impuestos, pero no cómo pagar esa relación con tu perro".

Algo que él sí está dispuesto a ofrecer a los miles de seguidores quellenarán el Palacio de los Deportes de la CAM para presenciar su'Cesar Millan Live'. Un espectáculo en el que el mexicano compartirá sus secretos y esa determinación, mezcla de impulsividad y sentimiento inexplicable, que le ha llevado a conseguir todo lo que se ha propuesto ("No planeo nada, simplemente lo hago. Es un sentimiento que nunca me ha fallado"); a arriesgar con nuevos retos ('El líder de la manada', su 'academia-reality', llegará próximamente a España); y por supuesto, a dar sentido a su dilema existencial: "La pregunta es: ¿Crees que el hombre es el mejor amigo del perro?".